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hablamos con Ritxar Bacete sobre paternidad y feminismo

Mañana es el Día del Padre. Una fecha tradicionalmente asociada con regalar calcetines y pijamas que creemos que puede convertirse en mucho más. En una ocasión excepcional para reflexionar sobre un nuevo modelo de paternidad que eduque en igualdad. Porque eso será lo mejor para los hijos… y también para los padres que acepten el reto. Hemos hablado sobre ella en esta entrevista con Ritxar Bacete (Vitoria-Gasteiz, 1973), especialista en género, escritor y «padre en transformación», como él mismo se define. Acaba de publicar su segundo libro, El poder de los chicos, dirigido a los niños que serán los hombres de mañana, para enseñar una nueva forma de masculinidad en positivo.

Ritxar Bacete

Un libro para empoderar a los niños

Acabas de lanzar tu nuevo libro, El poder de los chicos, dirigido a los niños de hoy. ¿Cuál dirías que es su público objetivo y cuál es el mensaje principal que quieres transmitirles con él?

El feminismo ha cambiado el mundo en el que vivimos, pero no habrá un cambio real hasta que los hombres y los niños no seamos parte de él. Ha llegado el momento de acompañarles y de darles herramientas a los niños para que ellos también logren ser lo que ellos quieran ser. Este libro lleva a los chicos a un nuevo modelo de masculinidad: pacífica, cuidadora y creativa. ¿Cómo se logra eso? Empezando por los niños. El poder de los chicos es un libro que pretende entrenar y facilitar que los niños encuentren su lugar en el mundo más igualitario que estamos construyendo y que las personas adultas de referencia sepamos acompañarles.

«Hoy en día podemos encontrar decenas de magníficos libros dirigidos a las niñas y su empoderamiento, pero no hay prácticamente ninguno que esté pensado y sirva específicamente para los niños».

El poder de los chicos está repleto de retos, biografías, preguntas y respuestas enfocadas a que los chicos, experimentando en su vida cotidiana, desarrollen competencias y capacidades que les serán muy útiles para su vida y reforzarán su identidad.

Es un libro que va dirigido, por tanto, a los chicos, niños, varones de entre 7 y 12 años, aunque niños más pequeños lo pueden disfrutar también acompañados, aunque la idea es que el libro funcione de forma autónoma, ya que está concebido también como un diario personal, con actividades y retos para trabajar la inteligencia emocional, historias…, por lo que para lograr un resultado óptimo, el niño tendría que tener independencia lectora.

Libro El poder de los chicos de Ritxar Bacete

El poder de los chicos ha sido creado para llenar el vacío que nos encontramos hoy en día en las librerías, de libros dirigidos específicamente a acompañar a los chicos en su proceso de crecimiento personal, teniendo en cuenta el impacto que el sexismo y los roles de género estereotipados y limitantes tienen también en los niños.

Lo privado y lo público

Tú eres padre de familia numerosa, tienes un niño y dos niñas. ¿Cómo afrontas en el día a día, en lo privado, la educación en igualdad?

Esta es una gran pregunta. Considero que lo privado es parte fundamental de lo público, porque lo que hacemos en este ámbito afecta e impacta en lo colectivo, pero lo que hacemos en lo colectivo afecta también a lo privado. Para poder desarrollar una forma de crianza pacífica, cuidadora e igualitaria, que sea capaz de generar vínculos y un apego seguro con nuestras hijas e hijos, nuestra forma de estar en el ámbito público, pero sobre todo en el espacio laboral, tiene que verse afectada sí o sí. Si teniendo tres criaturas seguimos trabajando fuera de casa las mismas horas o del mismo modo, difícilmente podremos estar presentes de forma profunda e intensa en la crianza. Esa es la prueba del algodón.

«Lo privado y lo público son vasos comunicantes que están interconectados y en realidad no se pueden separar».

Paradójicamente, en muchas ocasiones, cuando los hombres somos padres, aumentamos las horas que dedicamos al trabajo productivo, que, siendo importante, nos aleja de lo fundamental en la época de crianza intensiva, que es estar al lado de nuestras hijas e hijos, sosteniendo el sistema de cuidados, asumiendo junto a nuestra pareja el 100% de la responsabilidad y el 50% de la ejecución de los trabajos de sostenimiento de la vida. Es decir, sin presencia, sin tiempo que dedicar, no se puede generar un vínculo basado en la equidad, y no es posible la igualdad real. Es por ello que aunque no sea fácil y encontremos muchas dificultades en el ámbito laboral, es necesario que, especialmente los hombres, transformemos nuestra relación con el ámbito laboral. Y esa es la verdadera prueba del algodón.

Una nueva forma de paternidad

Otro aspecto fundamental es la negociación con la pareja en clave de igualdad. Así como en otros ámbitos de la vida negociamos, pactamos y cumplimos, en el ámbito familiar y de la pareja, solemos dar por hechas demasiadas cosas, entre ellas el reparto de las tareas y la asunción de responsabilidades, que muchas veces son desiguales y terminan penalizando a las mujeres. Por ello, es fundamental que tomemos conciencia de nuestro nivel de implicación, y que estemos dispuestos a negociar  y pactar con nuestra pareja la organización del sostenimiento del cuidado en el entorno familiar.

Igualdad en el trabajo de cuidados

Yo he trabajado en educación muchos años y siempre cuento la misma anécdota: de más de trescientos alumnos que pasaron por mi aula, solo conocí a dos o tres padres; sin embargo, con las madres hablaba a diario. ¿Crees que hemos avanzado en igualdad más en lo público que en lo privado? ¿Que el cuidado y la educación de los hijos sigue siendo una tarea que recae principalmente en las madres?

Es más que evidente que se sigue organizando la vida de tal modo que la responsabilidad principal de los cuidados sigue recayendo principalmente en las mujeres. Los estereotipos y las expectativas tampoco ayudan demasiado, al seguir reforzando de forma sistemática roles sexistas en los que se subraya constantemente papeles diferenciados de hombres y mujeres en relación a los cuidados.

Nací para ser real, no perfecta (taza)

A pesar de que según las encuestas el 96% de los hombres afirmamos estar a favor de la igualdad real (que vendría a suponer necesariamente una implicación equitativa en los cuidados), no llega al 6% el número de hombres que reducimos nuestra jornada laboral o hacemos uso de las excedencias para cuidar a nuestras hijas e hijos o las personas mayores dependientes… Pero la buena noticia es que las cifras también indican que el crecimiento de la implicación de los hombres en los cuidados es ascendente, también en la participación en la realización de las tareas domésticas, donde cada vez nos implicamos más, aunque todavía no lo lleguemos a hacer de forma igualitaria.

«El empoderamiento de las mujeres no tiene marcha atrás, y eso implica necesariamente un cambio en la implicación de los hombres en los cuidados. Sí o sí».

Pero a pesar de que la implicación de las mujeres y los hombres sigue siendo desigual, también podemos afirmar que hay cada vez más hombres presentes en las entradas y salidas de los colegios, las consultas de pediatría, las reuniones escolares…Y esto es tan esperanzador como bello e imparable.

Hombres interpelados por el feminismo

Vivimos unos tiempos en que el feminismo está en boca de todos, lo cual a nosotras nos parece una buena noticia, pero sigue habiendo muchos hombres que se sienten atacados ante la posibilidad de nuevos escenarios de igualdad. ¿Qué les dirías para convencerlos de que el feminismo, de que la igualdad, es una buena noticia para ellos también, que también los liberará?

No hay duda en que algo importante y fundamental ha cambiado y que podemos afirmar que vivimos en un nueva tiempo, en la era del feminismo. Vivimos en un tiempo de efervescencia y eclosión del feminismo, que está omnipresente en la agenda política y en los medios de comunicación, pero que ha llegado también para quedarse a las relaciones familiares y de pareja. Podemos decir que todos los hombres nos sentimos interpelados por el feminismo de uno u otro modo. El proceso de empoderamiento tan exitoso como maravilloso que habéis protagonizado las mujeres ha puesto en crisis a la otra mitad de la sociedad ya que ha venido a cuestionar la definición de la propia masculinidad y a que nos tengamos que hacer nuevas preguntas: ¿qué significa ser hombre hoy en día?, ¿soy un hombre justo?, ¿cómo me relaciono con las mujeres que hay en mi vida?, ¿y con los hombres?, ¿soy un buen padre?, ¿soy libre de ser lo que yo deseo ser?.

«El feminismo nos está ofreciendo y demandando que nos liberemos y transformemos nosotros también».

El feminismo liberará a los hombres

El feminismo y la igualdad son una magnífica noticia también para los hombres, un regalo de humanidad que ha venido a liberarnos también a nosotros. Como bien señalaba Simone de Beauvoir, «una mujer no nace, sino se hace», y la buena noticia es que los con los hombres ocurre exactamente lo mismo: no nacemos desapegados de los cuidados, no nacemos violentos, no emocionalmente limitados, sino que somos construidos de esa forma en base a los valores dominantes de la masculinidad en la sociedad. Por tanto, para liberarnos y poder abrazar una humanidad plena, deberíamos transitar por la parte expresiva, tierna y cuidadora de la vida, e incorporarla a nuestra identidad colectiva, a lo que significa ser hombre.

Hombres en transformación

En tus redes sociales, en otras entrevistas y en tu primer libro, Nuevos hombres buenos, te hemos leído considerarte un hombre en transformación. ¿Cuáles son los mayores retos a los que te has enfrentado en esa revisión hacia una nueva forma de masculinidad?

El principal reto es reconocer la necesidad del cambio y el primer paso la toma de conciencia de las limitaciones que el sexismo también nos ha impuesto a los hombres, al configurar nuestras identidades, roles y expectativas, de forma limitante; volcados en lo exterior y con pocas competencias para la conexión con nuestros cuerpos, con la parte expresiva de la vida, las emociones, la ternura, la compasión, la vulnerabilidad, los cuidados…

Hombres y padres en transformación

Y el segundo paso sería formarnos, leer, conversar sobre lo que nos ocurre, tanto con otros hombres como también con las mujeres. Y el tercero sería empezar a introducir cambios en nuestra propia vida, a actuar de forma diferente, a actuar, a ser nosotros mismos el cambio que queremos ver en el mundo…Y este proceso no acaba nunca, por lo que siempre estaríamos en transformación hacia ese modelo de masculinidad más libre, pacífico y cuidador.

Niños empoderados, niños más felices

¿No crees que una nueva educación, centrada en la igualdad, puede empoderar casi tanto a los niños como a las niñas? Es decir, ya todos luchamos para que una niña pueda jugar al fútbol y nadie lo vea extraño, pero no sé si existe esa misma lucha para que un niño pueda elegir como actividad extraescolar gimnasia rítmica o ballet y que nadie arquee las cejas al escucharlo o, directamente, se le cuelguen etiquetas a ese niño.

Una de mis grandes preocupaciones pasa por la sensación de que en cierta medida hemos abandonado a los niños. Las chicas están empoderándose de una forma tan esperanzadora como exitosa y podemos ver a muchas de ellas, como a mi propia hija, jugando a fútbol en un equipo mixto y sintiéndose orgullosa, poderosa y consciente de estar ocupando un espacio nuevo en condiciones de igualdad con los chicos (aunque aún quede mucho camino por recorrer). Pero ese proceso de transformación y empoderamiento no ha ido en paralelo con los chicos.

Empoderamiento de los niños y las niñas por igual

Con ellos, el sexismo sigue ejerciendo una presión constante y radical para que sigan cumpliendo roles clásicos que les impide transitar por el lado expresivo de la vida. Y es lo que compruebo cada día cuando mi hijo trata de salir con su muñeca al parque y observo los comentarios negativos que recibe, mientras que mi hija va orgullosa con su balón de fútbol… Y esto es sexismo en estado puro, que está afectando a nuestros niños, porque no les permite ser lo que ellos quieren ser y, para acompañarles en ese proceso, he escrito El poder de los chicos.

Liberarnos en comunidad

Hace algún tiempo investigué para un artículo qué ocurre cuando un hombre planta cara a actitudes machistas de sus iguales. Por ejemplo, cuando dice que le parece mal un chiste o un meme sexista enviado al grupo de WhatsApp «de los chicos». El resultado fue bastante descorazonador. Incluso algunos hombres bastante comprometidos con la igualdad reconocían que preferían callar que ser la nota discordante. Y los que sí habían reprendido esas actitudes se habían encontrado con respuestas muy negativas de sus amigos. ¿Hace falta ser un valiente para enfrentarse a esos entornos?

Como decía el pedagogo brasileño Paulo Freire, «nadie se libera solo, nos liberamos en comunidad». Los hombres, aunque no compartamos determinadas actitudes machistas, muchas veces nos callamos o las toleramos, porque presuponemos que es la cultura dominante del grupo y pensamos que, si no aceptamos, nos quedamos fuera. Y por miedo a ser rechazados, que no nos quieran, que no nos valoren, que nos excluyan del grupo, nos callamos ante un chiste machista o un comentario que denigra a las mujeres… Y volvemos a casa dolidos, con la sensación de no haber sido honestos.

«La igualdad no será posible sin el cambio en los hombres, aunque la buena noticia es que los hombres necesitamos la igualdad para emanciparnos y vivir una vida que merezca la pena ser vivida».

Pero la realidad es que cuando un hombre cuestiona este pacto patriarcal en público, se toca el «botón del Mátrix» y deja al desnudo un modelo decadente de masculinidad, a una idea trasnochada, antidemocrática  e insatisfactoria de las relaciones de género. Y se produce la magia, porque el cuestionamiento público del machismo hace que otros hombres que piensan y sienten lo mismo que tú, de algún modo, salgan también de su propia jaula identitaria y se sumen al cambio y, en definitiva, esta alianza de los hombres en clave igualitaria es la que va generando una cultura equitativa, también en los espacios altamente masculinizados.

Un Día del Padre diferente

Para finalizar, mañana se celebra el Día del Padre. ¿Nos recomiendas algún gesto, algún regalo o nos das algún consejo para convertirlo en una celebración marcada por la igualdad?

Celebrar el Día del Padre es celebrar la vida. Creo que el mejor gesto, el mejor de los regalos que nos podemos hacer ese día, es compartir tiempo y espacio de calidad con nuestras hijas e hijos…Y sin darnos cuenta, estar constantemente conectados a los dispositivos móviles  nos está desconectando de una forma positiva y profunda de comunicación. No podemos tener una verdadera presencia si estamos con el móvil en el bolsillo, e interrumpiendo juegos y conversaciones cada vez que alguien decide enviarnos un whatsapp, recibimos un email o nos hace una llamada. Ese es mi propósito…

¡Feliz Día del Padre!

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