Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: basta ya
Hoy es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Se celebra cada año el 25 de noviembre desde 1999 en todo el mundo, aunque ya desde 1981 algunos países lo conmemoraban. Y ya sabéis que en Animosa nos gusta mirar a la vida con una sonrisa, un kilo de sororidad y una tonelada de empoderamiento. Pero cuando en una misma frase aparecen las palabras «violencia» y «mujer», se nos atraganta el optimismo. Cuando las oímos juntas a diario en las noticias, solo podemos responder con otras dos palabras: basta ya.
Violencia es que, en lo que va de año, cincuenta mujeres hayan sido asesinadas en España a manos de sus parejas o exparejas. El mismo número que en todo 2018. Más de mil mujeres desde que se empezó a contabilizar de forma específica la violencia machista, en 2003. Treinta niños han sido asesinados en los últimos años por sus padres o padrastros para hacer daño a sus madres, quizá en la forma más retorcida y cruel de violencia machista. Según Naciones Unidas, cada día son asesinadas 137 mujeres en el mundo por razones de género.
Violencia es que cinco bestias contra una chica de catorce años no se considere violación. Saber que si nos violan estando inconscientes no será agresión porque no hemos dicho no. Saber que muchas de las que se resistieron están muertas. Y que las que no, son puestas en duda y hasta sus datos acaban circulando libremente en las redes.
Violencia es que haya aproximadamente 1.000 agresiones con ácido cada año a mujeres en todo el mundo. Se calcula que, solo en la India, se registran a la semana tres ataques de este tipo. Son ataques que van más allá de matar a la víctima; pretenden avergonzarla y marcarla de por vida. Y lo consiguen.
Violencia es que 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo sufran la mutilación genital femenina. 44 millones de ellas son niñas menores de 14 años. Muchas de estas mujeres y niñas mueren desangradas. Los cálculos más optimistas de Naciones Unidas consideran que esta práctica podría desaparecer en 2030, aunque en estos momentos no deja de aumentar su frecuencia.
La violencia contra las mujeres se escribe con muchos datos. Leerlos todos juntos da a veces ganas de tirar la toalla. Pero, muchas más veces, es la gasolina que necesitamos para poner en marcha el motor del cambio. Es hora de que esto se acabe, ya ha durado demasiado. Seguiremos levantando la voz ante la opresión, seguiremos haciendo resonar nuestra voz, seguiremos siendo contundentes, actuando, que ninguna hermana se sienta sola ante la violencia. Y lo haremos con el sueño de que algún día ni siquiera el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer sea necesario.
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